jueves, 6 de febrero de 2014

GREEN MANOR, de Denis Bodart y Fabien Velhmann


Gracias al consejo de Óscar Senar en Charrando de Tebeos (y otros vicios aún más feos) descubrí la obra de Fabien Velhmann, un guionista que en muy pocos días ha subido mucho en la lista imaginaria de guionistas a tener en cuenta que utilizo para valorar mis lecturas.

Green Manor nos narra los entresijos de un típico club de caballeros de la Inglaterra victoriana en el que todos los temas de conversación suelen convertirse en el mismo: la muerte y el asesinato. Estos distinguidos gentleman que forman parte de la selecta clientela del lugar siempre tienen una macabra, inteligente o violenta historia que compartir, un reto que plantear a sus compañeros, o un misterio que resolver.

Con una destreza narrativa que asombra, Velhmann consigue con las breves siete páginas de que consta cada historia desplegar una inventiba deslumbrante. Cada historia es diferente, llena de ingenio y detalles en los que detenerse. Y aún más importante, la mayoría de las historias dejan una pregunta, una vuelta de tuerca o una reflexión que el lector debe encontrar invitando a detenerse unos instantes a repasar lo que se ha leído.

No hay que olvidar a Bodart, que llena el tebeo de imágenes dinámicas, vibrantes, bien calculadas, y maravillosamente ejecutadas. De verdad parece que nos encontremos en un club rebosante de vida (y de muerte). La atención minuciosa en el detalle y una ambientación arquetipica que ayudan a situar mejor los ambientes y a los personajes son una de las mayores virtudes de este dibujante, el narrador perfecto para esta historia.

Al igual que sus personajes en 21 Alabardas intentan maquinar el más perfecto asesinato, Velhmann pone todas sus habilidades a la disposición de su objetivo, contar las mejores historias de aseisnatos que es capaz. Y podría decirse que si no lo consigue, está muy cerca. Huye del afán moralizante de este tipo de historias, y sin intentar distinguir a buenos de malos, nos muestra una realidad en la que todos los personajes, por exagerados y caricaturescos que puedan parecer, son en el fondo humanos, tanto como nosotros mismos.

Como bien plantea uno de los personajes... ¿ustedes no matarían si tuvieran el convencimiento de que no les descubrirían ni iba a haber ninguna consecuencia?

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